lunes, 24 de enero de 2011

La Reina Madre del Partido Demócrata

Pam Harriman Speaks With Jesse Jackson
Pamela Harriman recibe a Jesse Jackson en su casa en 1987. (Foto: CORBIS)

Todo empezó la noche electoral de 1980. Como cada cuatro años, la fiesta de los Harriman en su mansión de la exclusiva N Street del barrio de Georgetown, era la más popular entre la alta sociedad de Washington DC y la clase política demócrata para seguir los resultados electorales. Allí estaban Evangeline Bruce, Art Buchwald, Frank Church, Richard Holbrooke, Ted Sorensen o Alan Cranston, viendo cómo los demócratas perdían el Senado y Jimmy Carter se convertía en el primer Presidente derrotado desde Herbert Hoover.

Todos estaban desolados. Averell Harriman, ex Gobernador de Nueva York y cabeza de la poderosa familia heredera de la fortuna del Union Pacific, un anciano de casi 90 años, intentó levantar el ánimo de los presentes pero sin demasiado éxito. Fue su mujer la que con un tono más elevado enardeció los ánimos de los invitados y tomó la iniciativa para ponerlos de nuevo en marcha.

Aquella noche, Pamela Beryl Digby Churchill Hayward Harriman se propuso el reto de modernizar el partido más antiguo del mundo. Nacida 60 años antes en una familia aristocrática del sur de Inglaterra, hija del Barón de Digby, era la persona más improbable para ese cometido. Su única actividad conocida era la de ser una celebridad en la buena sociedad, una trepadora social que pasó sus días de infancia en Buckingham Palace y alternó en su juventud con Adolf Hitler. Se había casado tres veces: con el hijo mayor de Winston Churchill, con el productor de Broadway y agente de estrellas Leland Hayward, y con Averell Harriman. Le gustaban los hombres que tenían claro qué hacer con sus vidas y sus cuentas corrientes. Mantuvo sonados romances con Eli de Rothschild, Gianni Agnelli, Aly Khan, Stavros Niarchos o Frank Sinatra.

La señora Harriman carecía de una postura ideológica definida; era tory porque sus hijos eran nietos de Churchill, y demócrata porque su tercer marido lo era. Había colaborado con el Partido Demócrata como organizadora de algunos eventos sociales gracias a su estrecha amistad con Robert Strauss, presidente del partido en los años 70, y había acompañado a su marido en sus viajes alrededor del mundo conociendo a gente como Breznev o Yuri Andropov. Pero no fue hasta aquella noche de 1980 cuando vio que podía hacer algo más. Con una fortuna de más de 100 millones de dólares, un avión privado, un marido enfermo y casi encamado, amigos influyentes en los cinco continentes, y sobre todo mucho tiempo libre, podía hacer mucho más.

El 20 de marzo de 1981, día de su 61 cumpleaños, organizó otra de sus famosas fiestas para presentar en sociedad Democrats for the 80s, un comité de acción política para recaudar fondos que sería rebautizado como PamPAC. Reformó su estudio de pintura en su mansión de Georgetown para convertirlo en lugar de paso de políticos, intelectuales y donantes. Empezó a organizar interminables veladas en la casa que incluían un debate de un panel de expertos, seguido de intervenciones de figuras políticas emergentes, y cenas con medio centenar de invitados para recaudar 1,000 dólares por cabeza.

Por esas "issue evenings" (tardes temáticas) pasaron desde veteranos políticos como Jim Wright, Tom Foley, Walter Mondale, Ted Kennedy o Lloyd Bentsen, a futuras estrellas como Gary Hart, Al Gore o Bill Bradley. La casa de Harriman se convirtió en el centro del circuito social y político de la capital. Algunos pagaban por escuchar a los políticos, otros por ser escuchados, y muchos símplemente por cenar rodeados de obras originales de Picasso, Renoir o Van Gogh. Nadie podía competir con aquello.

En el primer año recaudó más de un millón y medio de dólares, y su comité se convirtió en el principal contribuyente de los candidatos demócratas al Congreso en 1982. Ayudó al partido a ganar 26 nuevos escaños en la Cámara de Representantes, y le salvó el cuello del Senador Paul Sarbanes, de Maryland, uno de los objetivos marcados por los republicanos. En 1984 recaudó otro millón de dólares y fue invitada a dar un discurso en la Convención Nacional Demócrata.

En 1985 puso en marcha la más ambiciosa iniciativa "Democratic Senate 86" para ayudar al partido a recuperar la mayoría en el Senado. Empezó a trasladar sus "issue evenings" a diferentes ciudades. La primera tuvo lugar en junio de 1985 en el Century Park Tower de Los Angeles, donde juntó a políticos con estrellas de cine y humoristas. Aunque las más importantes seguían celebrándose en su casa. En primavera de 1986, organizó cerca de veinte cenas en casa con una recaudación de más de 150,000 dólares en cada una de ellas. Los demócratas recuperaron el Senado y PamPAC volvió a ser su principal contribuyente.

En 1988 apoyó la candidatura presidencial de Al Gore, uno de los habituales de sus cenas. Cuando Gore perdió frente a Dukakis, Harriman organizó una cena privada en honor al Gobernador de Massachusetts. El evento le permitió a Dukakis entablar contacto con antiguos oficiales de la administración y gente de Washington que se integraría en su equipo en los últimos cuatro meses de la campaña. Harriman entendió que había sido un error decantarse por un candidato determinado, y empezó a fijarse en la forma de funcionar de comités conservadores como el National Conservative Political Action Committee (NCPAC) que le llevaban una enorme ventaja organizativa a los demócratas.

Al año siguiente Ron Brown fue elegido presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC), generando un enorme escepticismo entre los donantes por ser afroamericano y haber manejado las campañas de Jesse Jackson. Pamela Harriman fue la encargada de mejorar la relación de Brown con los donantes. Organizó una primera cena en su honor que reunió 70,000 dólares para el partido y se convirtió en su protectora. Le aconsejó reformar el funcionamiento del partido fijándose en cómo operaban las organizaciones de la derecha.

Había que organizar una estructura potente para ponerla a disposición del candidato en la recta final de la campaña. Para ello había que involucrar a todos los actores del proceso electoral en un esfuerzo más coordinado. Con ese fin, en junio de 1991 Harriman cedió su casa de campo de Virginia a Ron Brown para que celebrara una sesión de estrategia con los 21 mayores donantes del partido y con todos los potenciales candidatos presidenciales. Allí estuvieron Paul Tsongas, Lloyd Bentsen, Tom Harkin, Bill Bradley, Bob Kerrey, Jay Rockefeller y Bill Clinton.

Siguiendo el viejo manual de campaña de los republicanos, se acordó que los donantes y recaudadores reunirían dinero para el DNC, y que este estaría a disposición del candidato que saliera de las primarias. La cumbre llamó la atención de un confiado Presidente Bush, que bromeó con los reportetros en una rueda de prensa sobre los "desesperados" elitistas demócratas reunidos "en la granja de Pamela Harriman. El bastión de la democracia."

El ojito derecho de Harriman era Jay Rockefeller, que renunció a presentarse. Ella se mantuvo neutral en público y continuó organizando cenas para todos los candidatos (la más destacada la noche del primer debate de primarias). Pero en privado empezó a promocionar a Bill Clinton. Conocía a Bill mucho mejor que nadie en Washington. Lo conocía desde principios los 80, cuando siendo un joven Gobernador de Arkansas de 35 años participó con gran éxito en una de sus "issue evenings" y lo invitó a servir en la junta de Democrats for the 80s.

En septiembre de 1992, Harriman recaudó en su casa 3,2 millones de dólares para el ticket Clinton-Gore. Record de recaudación en una sóla cena hasta entonces. Dos meses después terminó para los demócratas la larga travesía por el desierto que había empezado en la noche electoral de 1980. Harriman fue premiada con la Embajada de EEUU en París. Su comité de acción política había recaudado un total de 12 millones de dólares en una década, convirtiéndola en la persona individual que más dinero ha recaudado para el Partido Demócrata.

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